El mañana amazónico está cerca
Por José
Manuyama Ahuite
Cada año prevalecen dolorosas cifras en Loreto. Según el INEI,
en el 2018, el 20 % de los menores de 5 años se reportaron con desnutrición
crónica. Y el 57,4 % de niños de 6 a 35 meses con anemia (INEI. 01/02/2019).
Si bien es cierto que en la actualidad en la Amazonía hay
precariedad, tanto en el presente y especialmente en el pasado prehispánico, el
hambre no fue el principal problema.
"Para muestra basta un botón reza el dicho. La fariña es producto de un creativo procedimiento ancestral de transformación de la yuca amarga en un súper alimento, comible de mil maneras en todo tipo de fiambres, algunos tan antiguos como la misma yuca"
Para muestra basta un botón
reza el dicho. La fariña es producto de un creativo procedimiento
ancestral de transformación de la yuca amarga en un súper alimento, comible de mil maneras en todo tipo de
fiambres, algunos tan antiguos como la misma yuca. De igual forma, El “masato”
es una tradicional bebida que se consume también en forma espirituosa. La yuca
es el complemento ideal de innumerables posibilidades. Este milenario tubérculo
siempre estuvo aquí, y es una fabulosa fuente de energía, vitaminas y minerales
que alimenta hoy a millones de personas en el mundo. Por cierto, la farofa -fariña- es comida nacional, en
Brasil. En Loreto, es un alimento marginal y desvalorado por propios y
extraños, consecuencia de la racista y acomplejada cultura dominante que se
instaló en estas tierras. Y, similares productos como esta raíz hay por miles.
Digo esto porque hay una tendencia cada vez más marcada que
exigirá a las ciudades a producir sus propios alimentos. Una gran parte de la
población ribereña amazónica, sin apoyo estatal, cuenta con chacras y huertos
de donde se abastece a sí misma como a las capitales regionales. El bosque en
sí ya es mucho más que una chacra. Dicho sea de paso,
en el Perú ya contamos con una ley de agricultura familiar, la 30355, que pocos
conocen. Hay muchos ejemplos en el mundo como la conocida Les Avanchets -
Suiza -, que cuenta con más de 50 mil huertos familiares.
Es cierto que la colonización ha causado estragos en los pueblos
bosquesinos. Hay comunidades donde ya no se practican las antiguas costumbres,
debido al abandono y al asistencialismo de los gobiernos que terminan
convirtiéndose en verdaderos centros de pobreza. Pero, parte de la cultura ha
resistido y se mezcla con el modo de vida más reciente.
"Para alimentarnos, sin desvalorar los productos nacionales y extranjeros, no necesitamos de papas, trigos, o preparados importados que recorren miles de kilómetros para llegar a muchos lugares lejanos de la Amazonía. Se pueden consumir pero son totalmente prescindibles"
De paso, no puede haber comparación entre una lata de atún,
jamón o tallarín con los alimentos nativos, no procesados, donde los nutrientes
que necesita el cuerpo están garantizados por los ríos y bosques, a pesar del
deterioro causado por la extracción desmesurada de cientos de años atrás. No
nos imaginamos cómo los ecosistemas se recuperarían bajo condiciones de manejo
y cuidado.
Para alimentarnos, sin desvalorar los productos nacionales y
extranjeros, no necesitamos de papas, trigos, o
preparados importados que recorren miles de kilómetros para llegar a muchos
lugares lejanos de la Amazonía. Se pueden consumir pero son totalmente
prescindibles.
Muchos hemos crecido en medio de las múltiples bondades
alimenticias que puede brindar un río pesquero como el Ucayali, cuna de pueblos
kukama-kukamiria, donde antes podías escoger el tipo de pescado a consumir de
los muchos que caían en la redes en época de “mijano”. Hoy en los mercados se
comercializan especies que antes eran despreciadas por la población, al estar
agotándose el paiche, el sábalo, el tucunaré, la corvina, y otras clases más
exquisitas.
Ni qué hablar de los árboles medicinales y frutales de los
cuales se conoce solo una pequeña cantidad. “De las 3.000 plantas identificadas
por el Instituto Nacional del Cáncer de EE. UU. como activas contra las células
cancerígenas, el 70% proviene de la selva amazónica.” (https://chaikuni.org/es/2018/09/12/100-portraits-of-medicinal-plants-in-perus-amazon/).
Muchas personas desahuciadas por la medicina moderna llegan a curarse en manos
de curanderos loretanos que conocen los secretos medicinales de las plantas.
"¿Niños anémicos? ¿El pobre del siglo XXI? Lo tenemos todo para vivir sanamente y en bienestar bajo modelo propio. Por ejemplo, Loreto, la región más grande del Perú. Tiene una densidad poblacional muy baja comparado con otras regiones y un potencial grande de economía circular de bosque en pie"
Y hacia el futuro, tampoco tuviéramos que preocuparnos por
aspectos claves como la energía sin tener que recurrir al sucio, contaminante e
insostenible petróleo, cuyo comercio ha generado tanto daño a la biósfera
entera. Para el experto en redes y sistemas eléctricos, Alberto Ríos (Lima,
2020), con una inversión de alrededor de $150 millones se puede instalar
una planta solar en Iquitos, donde gozamos del sol todo el año. Según el
especialista, hay tecnologías de menor cuantía para producir energía hidráulica
para comunidades más alejadas. Por si acaso, casi todos los domicilios en
Arequipa tienen paneles solares.
La caja de pandora abierta por el coronavirus trae paradójicas
consecuencias que marcará la línea por donde encontrar la salida al oscuro
túnel en que nos ha metido la socioeconomía caníbal global.
El cierre de las fronteras ha frenado la tendencia
globalizadora. Miles pugnan por regresar a los países y regiones de origen
huyendo de la pandemia. Ha llegado el tiempo del retorno para algunos y el cese
de los sueños de salida para otros. En realidad, el mejor lugar para pasar la
cuarentena es en una comunidad ribereña convertida involuntariamente en
“arcadia” por el natural aislamiento geográfica en que se asienta.
Cerrando el acceso no hay forma de que llegue el virus fácil. Pero de pasar las
consecuencias serían calamitosas claro está.
Mientras que otros pueblos podrían pasar penurias, los pueblos
amazónicos, haciendo uso de sus saberes ancestrales, pueden tener la
alimentación asegurada y podrían sobrevivir a una dura cuarentena. De hecho,
cualquiera no vive en el bosque. Sin el conocimiento adecuado la muerte acecha.
Los pueblos amazónicos habitamos el bosque por miles de años. En forma
ingeniosa atendimos con creces todas nuestras necesidades ontológicas, como la
alimentación, la salud, la recreación, la vivienda, entre otras cosas.
Si pues, el virus puede jugar a la recuperación y el desarrollo
de los saberes de las milenarias culturas amazónicas. Debemos superar esas
ideas racistas que establecieron que las costumbres propias eran inferiores a
las traídas por los colonizadores extranjeros y nacionales
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