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Mostrando entradas de enero, 2008

Contra la moral de la destrucción

Indigna hasta el extremo tanto la contaminación del rí­o Corrientes producida por la extracción petrolí­fera como la indulgencia de las autoridades de hoy, igual que las de ayer. Más de un millón de barriles de agua salada, con hidrocarburos y grasas son depositados diariamente al rí­o desde el Lote 1 AB y 8, en la parte norte del departamento de Loreto, cerca de la frontera con Ecuador. La justificación dada por ejecutivos de la empresa argentina Plus Petrol dueña de los lotes es para dejarnos totalmente estupefactos. El Estado peruano no lo prohibía en su momento, por lo cual no estaban obligados, dicen ellos, a reinyectar las aguas contaminadas, cuya resultante no puede ser más aberrante: el 98 % y 66 % de niños y niñas de la zona, muestran en la sangre cadmio y plomo respectivamente, por encima de los lí­mites tolerables, componentes que están asociados a cierto tipo de cáncer y demás enfermedades. Para los funcionarios petroleros esto no implica ilegalidad alguna. Sostienen que e

La evaluación que vale la pena

Todavía es un sueño, aunque quizá no muy lejano, que una escuela cualquiera termine el año escolar con jubilosos gritos de victoria. Que superando un serie de dificultades (todo conspira para que una escuela fracase) se finalicen las actividades académicas del año celebrando el logro de importantes indicadores educativos. Imaginémonos a un director dando a conocer las mejoras alcanzadas en el año con cifras en la mano. Que señale, por ejemplo, que de dos (02) alumnos de 40 que, normalmente logran llegar hasta el nivel de suficiente de comprensión lectora, se haya incrementado a 20. Por supuesto, para seguir luego proyectándose al 100% al siguiente año. De igual forma, en el rubro de capacidades de razonamiento lógico matemático, haber elevado el número de alumnos aprobados de 1 a 15 ó 20. O haciendo referencia al hecho de haber incrementada el 20 % de horas efectivas de clase, con respecto al año anterior, lo que indicaría haber reducido al mí­nimo las suspensiones de clases y el ausen