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Mostrando entradas de junio, 2010

La mujer perfecta (cuento)

Carlos caminaba a paso firme por la acera de la plaza, sonrisa en los labios y tarareando una suave melodía, cuando observó a un compañero suyo, algo meditabundo, sentado en la banca ubicada en la esquina de la floreada y bullanguera plaza del pueblo. En ese instante nada hacía presagiar que este encuentro iba a tener una impensada pero feliz consecuencia que cambiará la vida de uno, como también el preludio de un final poco auspicioso para el otro. Desde que se fijó en él le vino la idea de saludarle. Ni corto ni perezoso, en cuanto estuvo a la distancia propicia dijo con algo de efusividad a la vez que le estrechaba la mano ¿qué tal compadre, cómo te encuentras? Aquí hermano algo preocupado, se escuchó. ¿Qué sucede? le repreguntó Carlos bajando el tono de la voz al notar el semblante desencajado de su oyente. Esteban se quedó en absoluto silencio por unos segundos, respiró hondo y mirando fijamente a los ojos de su interlocutor, sin poder contener la fuerza interior que le obligaba a