Mucho ruido e irrespeto en prácticas electorales

Entiendo que un político responsable siempre tiene en cuenta las consecuencias de sus decisiones y, por supuesto, elegirá las que contribuyen al desarrollo humano de la colectividad a la que se debe. Por ello, lo ocurrido el día 14 de marzo de 2009 a partir de las 7 de la noche, es algo que no se puede comprender y muestra en forma clara el nivel político de gran parte de los conocidos contendientes electorales y autoridades locales.
Con el propósito de celebrar un aniversario de fundación de la agrupación que lidera el actual alcalde del distrito de Punchana, orquestó un pomposo acontecimiento que no tendría nada de irregular si no se hubiera realizado en el lugar menos indicado, acarreando toda una serie de malestares, atentando contra la tranquilidad y salud pública de una manera brutal. ¡Realmente intolerable!
Pero, ¿a quién se le ocurre realizar una celebración bailable, en una calle céntrica, estrecha, con enormes altoparlantes cuyo sonido se escuchaban en casi todo el distrito? Imagínense que escuchaban los que estábamos cerca y sin tener nada que hacer con dicha fiesta. Y, ¿qué líder no piensa que una decisión de ese tipo destruye, mal educa en general y atenta directamente contra los habitantes de ese sector?
Si la agrupación buscaba causar impacto en la población convocada, mostrar los supuestos buenos resultados en la gestión municipal y así de paso instaurar una suerte de precampaña electoral, ¿por qué tenían que hacerlo en medio de las casas de una población que, sin tener vela en ese entierro, tuvo que soportar más de ocho horas un insoportable ruido, ver sus veredas convertidas en basureros, baños y urinarios públicos de niños, niñas, jóvenes, adultos y borrachos? Quizás la gente no tiene mayor culpa que el poco cuidado por la salud de los otros y ante la pobre promoción de actividades culturales que sirvan de alternativa de esparcimiento, acude a este tipo de espectáculos por algo de curiosidad o algún otro interés. Son los organizadores, la mayoría de ellos que laboran en la Municipalidad de Punchana (como pasa en casi todos los municipios), avalados por una despistada autoridad que, al parecer, su mirada no ve más allá de cuánto voto logra capturar de los incautos espectadores.
Merece protestar ante una hecho específico que ha generado un largo malestar a todos los vecinos del barrio, pero a la vez, ante una pésima práctica en la política nacional y regional que basa su estrategia de campaña en la parafernalia antes que en la propuesta técnica, en la regalía del alcohol antes que un plan serio, en la manipulación antes que en el convencimiento racional. Habrá que felicitar a aquellos políticos que logran cambiar el ruido y la vanidad por estrategias de campañas de apoyo social, humanitario y formativo.
¿Será una tarea difícil hacer entender a los encargados de las estrategas de campaña de los políticos locales que actividades como la que denunciamos debe realizarse en lugares pertinentes y no en el vecindario? En verdad hubiera sido fácil haberla programado en cualquier lugar de reunión masiva, especialmente donde la gente no tenga que utilizar las veredas de las casas para hacer sus necesidades, ni el ruido taladre los oídos de los vecinos de la inmediación. Lo pasado, ciertamente, es un adelanto de lo que vendrá dentro de poco cuando entremos de lleno en la carrera electoral: arreciarán las marchas, fiestas, mítines y discursos grandilocuentes pero vacíos de contenido. Mucho ruido y poco seso.

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