Una ruta para mejorar la educación regional

Hasta donde sabemos, existe un marco legal que transfiere la gestión de la educación a los gobiernos regionales. Por lo tanto, el Gobierno Regional de Loreto tiene poder suficiente como para administrar en forma adecuada nuestro subsistema regional de educación.
Sin hacer esfuerzo alguno, sabemos en este tema los dos últimos gobiernos regionales, incluyendo el período que está a medio recorrer, de ningún modo han asumido dicha tarea. Lo cual no es poco, si tenemos en cuenta que la educación es el medio para hacer sostenible cualquier esfuerzo de desarrollo. Cualquier cosa fuera de un plan integral de cambio no es más que desperdiciar el exiguo presupuesto regional en cosas aisladas sin objetivos precisos.
El 2009 se presta para no continuar esta historia tan deprimente. Si bien es cierto, que el Gobierno Nacional cumple una función clave que, lamentablemente siempre abandona, los gobiernos regionales pueden desempeñar, si quisieran, un rol fundamental para atender una de las áreas sociales de alta trascendencia en la vida de los pueblos.
Para echar a andar la tarea de mejorar nuestra educación regional, convirtiéndola en un sistema habilitador de competencias básicas para que los futuros ciudadanos loretanos tengan la garantía de alcanzar su máxima realización personal, se requiere de una movilización social y estatal. De hacer más de lo mismo, estaremos a fines del 2009 y los próximos años siguientes, constatando nuevamente la pérdida de una valiosa oportunidad de ganar a la miseria en la que vive sometida gran parte de la población regional.
Sería saludable exigir a las autoridades regionales y la sociedad civil en general se pongan la camiseta de la justicia y asuman con entereza el inicio de un proceso de transformación de la educación en Loreto.
Aquí presento unas líneas como posible ruta y simple punto de partida, que podría ayudar a avanzar en estos primeros meses del año:
Primero, armar una comisión de notables y/o activar COPARE representativo que permita convocar a los diferentes actores sociales, instituciones del Estado, maestros, para elaborar un plan estratégico de mejoramiento de la calidad educativa.
Segundo, siendo tarea de la comisión, identificar las estrategias a seguir, llámese, preparación docente, medición de la calidad, monitoreo, etc., cada cual con su respectivo presupuesto. Implica plantear los indicadores de calidad que queremos alcanzar.
Tercero, con la participación de todos los actores involucrados en la tarea educativa, priorizar los aspectos por donde empezar a andar.
Cuarto, manos a la obra.
Tanto para la carrera de igualar oportunidades de realización, como para alcanzar niveles de desarrollo humano elevados, se requiere de soporte humano adecuado que solamente la educación puede solventar. Si Loreto como sociedad aspira a elevar sus niveles de vida, dotándola de ciencia, tecnología y arte, tendrá que nivelar a aquellos ciudadanos que no cuentan con los recursos mínimos para integrarse a ello.
Es imposible que esto no interese a la mayoría. A los que tienen recursos – bien por ellos – debemos preguntarles para que los tienen. ¿Para seguir acumulándolos sin más? Que pensamiento más reducido. En cuanto a esa población históricamente postergada habrá que preguntarles si están felices en las condiciones en que viven.
Pensar que podemos avanzar de manera conjunta en un proyecto de desarrollo en el que todos formamos parte y donde todos encontramos nuestro medio de realización es algo que puede dotar de sentido la actuación de cada quien.

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