No es hacer las cosas simplemente sino saber para qué las hacemos


Kanatari 16/12/07
José Manuyama

Si la patrona del distrito de Punchana, la Santísima Virgen de la Purí­sima hubiese dado una vuelta por los alrededores de la plaza Miguel Grau el pasado fin de semana, seguramente de inmediato se hubiese sumado al Comité Cívico Contra el Ruido como una férrea activista. No podría haber sido de otro modo, pues, al menor acercamiento al centro del alboroto, en cualquier noche que duró la festividad, te enfrentabas a una exorbitante y confusa mezcla de todo tipo de sonidos que ponía en vilo a los ocasionales visitantes o a los que osaban pasar por las calles adyacentes.

Creo que el problema no radica en el hecho mismo de cómo la población se las ingenia para obtener recursos extras para su supervivencia, sino en que los responsables de organizar eventos como las tradicionales fiestas patronales, no buscan más que generar impacto mediático a través de la parafernalia descontrolada y bullanguera de todos los años, quizá con la intención de ofrecer a su principal representante algunos réditos políticos ulteriores. Al final, un acontecimiento que tiene un enorme potencial desarrollador como la recreación sana, la reflexión cívica en torno a los diversos problemas que nos aquejan, se reduce a un amasijo de actividades desvinculadas entre sí, que promueve el despilfarro, la confusión y el refuerzo de la cultura del caos.

So pretexto de la fiesta patronal se habilitan centenares e improvisados lugares para la venta de bebidas alcohólicas y fiestas populares, con auto licencia para emitir los más altos niveles sonoros. Pueden coincidir varios bares en una misma cuadra y parecerí­a que todos ellos compiten entre sí­ por el premio para el que tenga el equipo de sonido más estruendoso. Qué infortunio para aquellos vecinos que viven cerca de estos sitios, a quienes no les queda más remedio que soportar con encolerizada resignación o tomarlo por el lado amable, pues no hay lugar dónde quejarse, mucho menos a la municipalidad que fue auspiciadora principal del evento.

¿Será imposible regular las actividades comerciales y recreativas, poniendo como base al bienestar común de los pobladores? Por supuesto que no. Depende en gran medida de que una comuna sepa hacia dónde quiere ir. El papel principal de todos los gobiernos consiste en conducir a la población en general a un nivel mayor de desarrollo. Si después de un período de gestión, la situación de un colectivo es igual o peor que lo que fue al inicio, entonces, se habrá malgastado miserablemente valiosos recursos y con ella debilitado sus esperanzas. Se habrá perdido nada menos que cuatro o cinco años. Ingentes capitales se habrán desperdiciado en obras inviables y de poco impacto económico y social. La verdad es que no estamos en condiciones de desperdiciar nada. Existen tantas carencias que debemos poner mucha atención en cada centavo público que se invierte. Por eso, además, llama poderosamente la atención cuando se sabe que es común que en las celebraciones de aniversario se destinan cuantiosas sumas de dinero a fiestas, orquestas, “artistas” nacionales (que por cierto ya cuentan con clientes propios como para que agreguen también a su lista a los municipios) que superan largamente a las de tipo educativo: foros, publicaciones, encuentros escolares, etc. Para establecer una actividad se deberá preguntar qué se espera lograr con ella y, en consecuencia, un evento realizado es un hito que registra un avance en la consecución de una meta. Desde luego que una competencia deportiva o artística, o de otra índole ayuda a construir algo, pero debemos saber en forma explícita en qué consiste. Gobernar es algo complejo y pasajero que requiere de un amplio horizonte, liderazgo y claras prioridades que indiquen por donde empezar, continuar y consolidar el cambio esperado. Sólo así podremos acariciar realmente un auténtico progreso social.

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