¡Salvemos a Iquitos!


Kanatari 18/11/07
No hay duda de que la ausencia de una buena audición nos trae una serie de dificultades para comunicarnos adecuadamente. Ya padecemos terribles problemas interpersonales oyendo claramente, imagínense si añadimos otro adicional en nuestros diálogos cotidianos. Por ello, es cruel ser testigo de cómo venimos forjando sistemática y vehementemente una población de sordos, lo cual, por cierto, trae consigo otros males físicos y mentales. Las calles de Iquitos son el claro ejemplo de una combinación de modernidad con subdesarrollo que da vida a una cultura del reciclaje y del “peor es nada”, que arranca del desarrollo tecnológico aquellos medios de transporte en desuso, que lejos de resolver nuestros problemas comunicaciones, los agrava y amplía
Es increíble el nivel de ruido al cual estamos sometidos diariamente. Pero lo más sorprendente es la poca diligencia de las autoridades locales para resolver esta traba. Bien hace el Comité Cívico Contra el Ruido intentando disminuirlo, yendo más allá de lo hecho hasta el momento por los que fueron elegidos para velar por el bienestar de la colectividad.
Preguntémonos qué genera mayor ruido callejero. Cabe resaltar que no todos los vehículos motorizados son causantes de aquello. Los hay silenciosos, sobre todo los recién comprados y también los que tienen propietarios cuidadosos que los mantienen en buenas condiciones. No hay nada que objetar a estos ciudadanos y ciudadanas responsables. Pero, donde hay que trabajar duramente es con aquellos usuarios cuyos motores generan ruidos muy por encima de lo soportable. Aquí nos topamos con los escurridizos motocarros de años de uso, cuyos motores han sido reparados más de una vez y, que a duras penas se mantienen en actividad. Estos trastos del transporte emiten altos niveles sonoros y los esparcen por donde vayan. En este grupo están, por supuesto, las motos que tienen los mismos defectos que los anteriores.
En otra categoría de contaminantes acústicos se encuentran los omnibuses de transporte masivo, de los cuales ninguno sale airoso. Todos, sin excepción generan los más altos e incisivos sonidos. Párese en una esquina y verifique: no se salva ni uno. Por una parte, constituye un sector del transporte sumamente importante para la población, lo reconocemos, pero por otra, cumple un nefasto papel en la contaminación ambiental que padecemos.
Es evidente que tenemos entre manos un asunto complejo, pues involucra una serie de factores. Impedir abruptamente que transiten muchos vehículos de uso particular y público, acarrearía nuevas y graves dificultades sociales y económicas a quienes los usan para movilizarse en forma particular y a los que dependen laboralmente del transporte público (llámense motos, motocarros, omnibuses, combis, etc.). Lo cierto es que algo se tiene que hacer para poner freno a este problema que cada vez se agudiza más y pone en grave riesgo la salud de la población en su conjunto.
La solución depende de todos: autoridades, propietarios, usuarios del transporte y ciudadanos en general. Proponemos algunas ideas que pueden servir como referencia para aminorar o neutralizar totalmente el problema: primero, para los usuarios, no subir a ningún vehículo de transporte que esté notoriamente defectuoso (que bote humo o genere demasiado ruido). Es más fácil descartar a un motocarro estrepitoso que a un autobús. Se trata también de que los otros se enteren de lo que estamos haciendo. Es decir debemos hacer público nuestro sentir frente a la problemática y la necesidad de solucionarla. Que sea pública nuestra voluntad de no subir a un carro que emite resonancias de escándalo. Segundo, las autoridades deben dar licencia de trabajo sólo a aquellos vehículos que acrediten bajos niveles sonoros. No es momento de habilitar cualquier cosa por el sólo hecho de que pidan el correspondiente permiso. Las empresas de transporte, deberán ser más competitivos si desean trabajar como servidores en el rubro del transporte público. Asimismo, se deberá dar un plazo perentorio a todos los transportistas que en la actualidad cuentan con vehículos en malas condiciones a que reparen y/o renueven sus vehículos. De esa forma, tanto la población como las autoridades habremos dado un paso importante en la construcción de una ciudad sana y limpia.

Comentarios

Entradas populares de este blog

¿En qué consistió su heroísmo? FERNANDO LORES

¡Qué dolor, qué rabia, qué decepción!

La trampa del extractivismo