Oportunidad para impulsar un Acuerdo Regional por la Educación

José Manuyama
El paro convocado por el sindicato de docentes, Gobierno Regional, Frente Patriótico de Loreto fue rotundamente acatado por todas las instituciones sociales, gremios sindicales, instituciones educativas, municipios y otras representaciones sociales. Aunque el pliego de reclamos incluía el rechazo absoluto por la escandalosa venta de casi toda la superficie terrestre para exploración petrolera y también la defensa de las exoneraciones tributarias (temas importantísimos que debe mantenernos vigilantes) el objetivo central fue la exigencia al gobierno central la ampliación del presupuesto para el contrato de más de mil maestros que actualmente quedaron sin trabajo y que implica dejar a miles de estudiantes sin el derecho fundamental de ser educado.
Hasta la fecha, de acuerdo a la versión de los principales dirigentes convocantes la medida de lucha ha sido infructuosa pues el gobierno se niega a incrementar las plazas faltantes. Salta a la vista en esta justa la participación del Presidente Regional que asumió un papel activo en la convocatoria en un hecho sin precedentes y que debe reconocerse con honestidad.
El tema de los contratos y la falta de presupuesto no son algo nuevo, sino un padecimiento de varios años que ha profundizado mucho más la aguda crisis educativa de la región. De obtenerse lo que se solicita se habrá superado parcialmente el problema, ya que el asunto de los contratos es más complejo; cabe preguntarnos, por ejemplo ¿Qué pasará luego con las y los profesores que egresan cada año de los centros de formación y no encuentran vacantes en las instituciones educativas? Además, la problemática educativa no se reduce solamente al asunto contractual, sino alcanza a todo el sistema escolarizado, impactando directamente en los bajos logros de aprendizajes de los alumnos y alumnas que nos ubican en el penúltimo lugar en rendimiento académico a nivel nacional.
Entre tanto podemos resaltar algunos hechos que nos dejan importantes aprendizajes de toda esta situación:
Primero, cuando nos unimos en base a objetivos comunes nada nos detiene hasta lograrlo. Todos fuimos testigos de una extraordinaria manifestación popular sólo reservada para históricos momentos de protesta regional. Lo cual nos devuelve la fe en nuestra capacidad de lucha mancomunada algo debilitada hasta hace poco; tal vez sea el momento de pasar la cuenta de todos nuestros legítimos reclamos a un indiferente y expoliador centralismo.
Segundo, que la educación sí convoca y cuando existen las voluntades es posible generar un gran movimiento a su favor. Todos se sumaron a la protesta – nada qué ver con aquellas endebles y solitarias manifestaciones del pasado-. Sin embargo, esto no puede quedar ahí, debe ir más allá de un tema presupuestal. A pesar de toda esa contracampaña propagandística que hizo el gobierno en contra de las y los docentes, achacándoles toda la responsabilidad de la crisis educativa nacional, la población loretana ha dicho ¡estamos con ustedes maestros! Este respaldo no podemos soslayarlo ni dejarlo morir así nomás, sino más bien, debe ser aprovechado como motivación para el trabajo y para poner la cuota que nos corresponde en la mejora de la calidad como encargados directos del proceso de aprendizaje. Es decir, tenemos que llevar al límite nuestras fuerzas de automejora (a pesar de las condiciones de abandono en que nos encontramos) para que quede claro que nos merecemos el respeto y el apoyo social.
Esta lucha tiene que desembocar en un verdadero ACUERDO REGIONAL POR LA EDUCACIÓN. Se trata de ver el tema educativo como palanca del desarrollo y de cuya asunción depende el futuro de los pueblos. El futuro de aquella mitad de la población loretana hundida en la miseria más absoluta depende de una formación de calidad, no del esperpento de educación que se imparte actualmente en las escuelas. Necesitamos una revolución educativa que en un proceso de varios años capacite a la población productiva y valorativamente y nos ubique entre las regiones con mayores niveles de bienestar social. Es decir una educación al servicio de un proyecto de desarrollo humano.
Es un momento propicio para dar un paso más trascendente, una movilización social, un pacto en el que se asuman compromisos tales como la mejora de los aprendizajes básicos en un corto período, mejoramiento del trabajo docente y sus condiciones laborales y profesionales, una mayor participación de la familia, gestiones públicas transparentes que generen modelos de gestión al servicio del desarrollo de los pueblos, atención y protección de menores en todas sus formas (sanitarias, alimenticias, de seguridad), regulación de los espacios de diversión (que impactan negativamente en la formación de los y las jóvenes), lucha frontal contra la corrupción, plan de emergencia para el medio rural e igualmente mayor asignación de recursos económicos.
Existen muchas instituciones locales que pueden asumir el liderazgo para convocar a las autoridades, sociedad civil, instituciones públicas y privadas, gremios, municipalidades, instituciones educativas y también a los mismos alumnos y alumnas. Por un Loreto digno. ¡Empecemos!

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