Avanzando en Mejoras institucionales


En los últimos años el Colegio Nacional Iquitos viene implementando una serie de iniciativas organizacionales que surgen de su propia práctica y reflexión pedagógica y también de la actividad de los espacios institucionales que se van forjando desde hace algunos años.
Se pueden identificar de manera concreta las siguientes medidas: formación de equipos docentes, fortalecimiento del papel del tutor, la equiparación de secciones por grado y el manejo del número de alumnos por aula. Estas medidas encontrarán su punto más álgido en el presente año, en el cual se generalizará una práctica, hasta ahora focalizada en 3 secciones, a todas las aulas del plantel.
El proyecto consiste en mejorar las condiciones organizativas y pedagógicas del aula de aprendizaje, haciéndola más acogedora y funcional, a través de la intervención directa de los padres y madres de familia, ampliando su relación económica con él mismo –antes reducido a gastos generales de matrícula y propiamente de estudio –. De esta forma, el Comité de Aula adquiere la responsabilidad de velar por la introducción de equipos – especialmente informáticos – y materiales educativos vía gestión, además de encargarse de sus tareas habituales. Para que esto sea posible se convino en modificar una antigua costumbre escolar: el cambio de aula a medida que se avanza de grado (normalmente, cada grado tiene su propio pabellón). Se trata de que los alumnos se queden en el mismo salón los años que dura el nivel, es decir, desde primero hasta quinto. Las primeras secciones que iniciaron la experiencia ya cuentan hasta la fecha con equipo de DVD, televisor, ventiladores, y otros.
En cinco años de paso por una sección, mediante un trabajo coordinado entre docentes, la Dirección, Comité de Aula y APAFA se habrá avanzado magníficamente en el ideal de contar en el mediano y largo plazo con aulas altamente equipadas. Al final todos los estudiantes se beneficiarán, pero al mismo tiempo, dejarán un patrimonio institucional que servirá a las siguientes generaciones de alumnos y alumnas que ingresen luego (un proceso que se realizará en cada lustro).
Para ello se ha igualado el número de secciones en cada grado, es decir, habrá tantas secciones de primero como de quinto año: siete secciones en todos los grados. Paralelamente, la población estudiantil está en proceso de estabilización paulatina en un tope de 35 alumnos por aula. Si se aspira a garantizar una educación de calidad habrá que personalizar adecuadamente el proceso formativo y esto no es posible en aulas sobre pobladas.
Así se enfrentará por una vía adicional el problema de carencia de recursos auxiliares, ambientes deslucidos y el atraso tecnológico del denominado salón de clase: apenas se encuentra en él tiza y pizarra en medio de carpetas incómodas cuando no destartaladas. Es evidente que sin la asistencia de recursos básicos, es más infructuoso lo que se puede esperar del desempeño docente, en la tarea de elevar los bajos índices de rendimiento escolar que todavía registramos.
Las medidas se complementan entre sí para dar sostenimiento a las actividades curriculares que están en proceso de adecuación permanente a las necesidades y demandas educativas de los alumnos como de la comunidad. El currículo se orienta hacia el reconocimiento de nuestras potencialidades naturales como culturales y su aprovechamiento sostenido a favor del ser humano.
Con esto se pretende instituir relaciones más largas entre docentes y alumnos que alcance los cinco años que dura el nivel. La permanente interacción entre el equipo docente y sus alumnos genera una vinculación más cercana y familiar, desarrolla afectos y en ese contexto el aprendizaje es mucho más viable. Además permite un mayor conocimiento del docente a sus alumnos y alumnas facilitando el trabajo didáctico personalizado.
Asimismo, con la institución de la tutoría fija se refuerza las posibilidades de orientación, acompañamiento y desarrollo de los alumnos tanto académicamente como afectivamente. Los tutores deben mantenerse con el mismo grupo de alumnos y alumnas desde el primer año hasta el quinto. No hay cambio de tutor salvo raras excepciones –pionero en esta línea, como en muchas otras, fue nuestro amigo y colega Pepe Barletti con su insigne promoción “F” –. Antiguamente esta condición era muy variable.
Si se pretende alcanzar logros pedagógicos, las condiciones organizacionales tienen que adecuarse a nuevas necesidades y retos que plantea un trabajo de calidad. De ahí la importancia
de armonizar las propuestas innovadoras con un respaldo orgánico. Implica todo un proceso de adaptación y renovación interna no exento de conflicto.
Estas actividades se engarzan con el propósito de la institución de actuar en función de una educación que ponga al alumno como el centro del quehacer educativo, que responda a las demandas y necesidades de la comunidad local, nacional y global, revalorando el entorno natural y cultural de la región; que fomente la reflexión y la crítica a favor de los derechos y llibertades; e igualmente contribuya a la transformación del entorno natural y social a favor del desarrollo humano.
José Manuyama

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