EL AGUA SAGRADA
Gonzalo Tello*
Además de la bendita, hay aguas que son sacras para los humanos. Son las que les permiten continuar hacia el futuro, siguiendo su proceso evolutivo sin aspavientos ni angustias de carencia; son las que permiten SER a la madre naturaleza, las que permiten que sea posible la visión misericordiosa y maravillada de la vida, la existencia del ambiente y la presencia de la Madre en el lugar donde estas fluyen.
En ese sentido de profundo apego al ser y existir, se puede afirmar que las aguas del río Nanay son aguas sacras, pues garantizan que a lo largo de su cuenca más de medio millón de personas, incluyendo los habitantes de Iquitos, puedan saciar su sed, cocinar, bañarse, usarla para una serie de procesos productivos, por ser un don de Dios.
Habiendo estado viviendo una temporada larga en Somalia luego de 4 años de grave sequía, me considero autorizado para afirmar, sin ambages, que el agua limpia del Nanay, a pesar que anteriormente un grupo de irresponsables codiciosos extrajeron oro del lecho y contaminaron la cuenca con mercurio – hecho felizmente terminado – es también una bendición para los habitantes de su cuenca.
Pero es una bendición, de alta fragilidad, que podría mutar a ser antítesis, debido a que en el pasado cercano, en gobierno anterior al actual, se le otorgó a la empresa norteamericana CONOCO PHILIPS una concesión de dos lotes en las cabeceras del rio Nanay: el 123 y 129, para explorar y explotar petróleo. Los lotes fueron entregados sin haberse hecho una consulta previa de acuerdo a los protocolos recomendados en el acuerdo 169 de la OIT, del que Perú es signatario, sin tener en cuenta que uno de los lotes se superpone a una importante área de conservación de la Naturaleza (Nanay, Pintuyacu, Chambira) y sin haber hecho estudios de impacto ambiental detallado.
No se sabe cómo se negoció la entrega de esas concesiones del Nanay en las alturas gubernativas, pero el hecho preocupa, con una preocupación parecida a la emanada de la forma cómo el caso de la petrolera DIscovery fue manejado por el entonces presidente del congreso Jorge del Castillo, que con el escándalo de los petroaudios producidos por Bussiness Track debió renunciar con todo su gabinete.
Desde que le entregaran los lotes 123 y 129, la CONOCO PHILIPS (CP) ha estado trabajando en la cuenca alta del Nanay realizando prospección sísmica: produciendo gran cantidad de explosiones potentes que generan ondas sísmicas pequeñas en el subsuelo, con las que se detectan mantos de hidrocarburo, explosiones con las que existen evidencias que se ha afectado los ecosistemas terrestres y acuáticos de la zona de manera que debe ser claramente definida en su Plan de Abandono de la exploración, como se indica en el pronunciamiento reciente del Comité del Agua y el Colectivo Amazonía, sobre lo que no cabe añadir más detalles, donde se exige la realización de una auditoría ambiental imparcial para tener datos objetivos del problema.
Ahora viene la fase más álgida, la que pone el abastecimiento de agua de Iquitos bajo una tremenda espada de Damocles, en la que la CP planea perforar 48 pozos de petróleo cuya ubicación ha sido determinada en la fase exploratoria (sísmica), y ello, aunque lo quieran hacer con” guantes de seda” es inevitablemente un proceso “sucio”, que afecta al ambiente, y que generaría una muy alta vulnerabilidad para el sistema de abastecimiento de agua de Iquitos, lo cual representa una amenaza para la salud de la población.
De acuerdo a los principios más modernos de Gestión Integral de Cuencas Hídricas – GIRH, cuando actividades antrópicas ponen en riesgo la salud de poblaciones, aguas abajo de una cuenca, por el solo hecho que haya probabilidad de contaminación se debería decretar intangibilidad de uso industrial contaminante las cabeceras de dicha cuenca *. Es el caso del Nanay, y el presidente Iván Vásquez tiene la obligación histórica de emitir una Ordenanza Regional decretando intangible para uso extractivo industrial a la cuenca del Nanay, para proteger a mucha gente; de la misma forma como, en forma proactiva, decretó una ordenanza de protección de cabeceras de cuenca para Loreto (de la que ojalá se contagien los demás presidentes regionales).
El problema matriz es que la C P es una aplanadora ambiental con patente de corso otorgado por el TLC con EEUU en el sentido que, como ya les ha sido entregadas las concesiones, con los términos de referencia de un plan de operaciones aprobado por el gobierno peruano (a pesar que tiene varios agujeros serios bajo la línea de flotación ambiental, por los cuales la Historia debería castigar cuando menos moralmente a los responsables) , este consorcio petrolero está “blindado” por dicho TLC para ejecutar, sí o sí, sus planes, a cualquier costo, sin que nadie del gobierno se les oponga, bajo penalidad legal vigente del instrumento binacional. Una mano férrea apretando los testes y haciéndonos silbar el himno norteamericano.
Es decir, en realidad la cosa está de color de hormiga pucacuro. Y si se siguiera el plan “bussiness as usual” pronto tendremos un clon de CONGA en la selva, como algunos temen. Todo por ‘taradez’ y codicia de los líderes patrios que en su momento armaron esa opereta que puede tener un final trágico.
¿Qué hacer?. Pues hacer entender a las autoridades actuales que la CONOCO PHILIPS no va más en el Nanay; que sus operaciones deben cesar y dejar en paz dicha cuenca, para que haya garantía para sus habitantes (nosotros) que se podrá contar con agua limpia, sin contaminación, al igual que para todos nuestros descendientes. Esto es especialmente válido teniendo en cuenta que el proceso de cambio climático hiper polarizará la magnitud de las crecientes y vaciantes de la cuenca en el futuro cercano, estableciendo problemas naturales para el abastecimiento de agua.
Y como existe una herramienta legal rígida firmada a nivel de gobiernos, tal como lo es el TLC Perú – EEUU, es posible, juntando las evidencias de riesgos ambientales y sociales mediante auditorías socio - ambientales bien hechas por especialistas neutrales, así como relevando los defectos habidos de negociación, todo bien documentado, llevar una querella a la Corte Interamericana de Derechos Humanos, querellando al Gobierno Peruano y a la CONOCO PHILIPS y cancelar las concesiones. Y claro, Perú deberá pagar una compensación a la CP por la “detención operativa por motivos socio ambientales no contemplados en las negociaciones para el otorgamiento de concesiones”. Un precio alto a pagar por la imbecilidad de funcionarios ineptos (¿corruptos?)
Cuidddadddo, como habría dicho el Apu cacataibo Zetheno cuando la construcción de la carretera Lima Pucallpa pasó por sus territorios haciéndolos pomada…
Por el agua para Iquitos, por la vida…
* De acuerdo con el PRINCIPIO PRECAUTORIO de la ONU, en forma resumida se puede citar como: si existe una posibilidad que un proyecto pueda contaminar y alterar el ambiente (en perjuicio de poblaciones ) el proyecto debería ser cancelado.
gonzalo_tello@yahoo.com
Consultor en pesca, desarrollo rural
y ambiente amazónicos
PTAD FAO
Miembro del Colectivo Amazonía
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