Urco Miraño: lugar de ensueño

Kanatari 24 de Junio de 2007
Cualquiera que haya recorrido la Amazonía sabe que atesora una diversidad de bellezas naturales y culturales. Por donde vayamos siempre encontraremos un lugar bello que admirar. Esto mismo pasa con Urco Miraño, una comunidad yagua, ubicada a media hora aguas abajo de Mazán, que guarda una interesante mixtura natural y cultural digna de un paraíso terrenal.
Su encumbrado puerto coincide con un extraordinario espectáculo que te brinda el majestuoso Lago de Urco Miraño: una invitación a la contemplación y al mismo tiempo a disfrutar de sus frescas aguas que relucen intensamente al contacto con el sol abrasador.
Al primer contacto con el pueblo te tropiezas con un monumento que, a diferencia de muchas plazas y recordatorios, ennoblece lo propio, levantando la figura de un fornido joven yagua que apunta al horizonte con su cerbatana. Lo que viene después es algo difícil de notar en cualquier pueblo ribereño, por lo menos, en aquellas comunidades rurales que tuve el placer de recorrer hace poco –más de veinte –. Una cancha de fútbol en buenas condiciones, rodeada de bancas y malocas modestamente pintadas de rojo, azul y blanco. Cantidad de tachos de basura, tanto para residuos orgánicos y no orgánicos (Esto no se ve ni en los lugares públicos de Iquitos). Asimismo, los caimitos, mameyes, aguajes, cinamillos que adornan los alrededores del pueblo, cuelgan del tronco leyendas con su nombre científico y común (trabajo de los y las estudiantes, docentes y comunidad en general). Se observa limpieza por todos lados. Todo esto refleja largamente el esfuerzo desplegado por esta noble comunidad de nativos yaguas. Estos hechos nos incitan a reflexionar sobre los alcances y limitaciones de lo que pueden hacer los pueblos por su bienestar. No todo es carencia, ni solo existe un solo modelo de desarrollo que, acostumbrados como estamos a relacionar al cemento con “civilización”, descuidamos aspectos básicos como, por ejemplo, la limpieza del ambiente. Lo más importante quizás no sea lo que han logrado hasta ahora estos insignes loretanos, sino aquello que empiezan a acariciar: una idea de desarrollo auténtico e in-culturado.
En el área educativa visualizamos otro aspecto particular de Urco Miraño: la planificación que la escuela realiza con participación de los tres niveles educativos, una verdadera articulación (¿Cuándo será que los colegios de la ciudad de Iquitos que tienen los tres niveles planifiquen articuladamente?). Pero, no solamente participa el magisterio, sino también toda la comunidad: autoridades, padres, madres e hijos. Juntos analizan los principales problemas de la población y plantean las alternativas de solución. Esto explica el porqué de los significativos adelantos que muestra este pueblo con respecto a otros.
Urco Miraño es una de las 40 comunidades rurales del bajo Napo que forman parte del Convenio entre la Dirección Regional de Educación de Loreto y la asociación Conservación de la Naturaleza Amazónica del Perú (CONAPAC), en cuyo marco y con la inversión de esta institución privada se capacita docentes, dotando a los estudiantes y escuelas de materiales educativos y se asesora a las autoridades comunales en la formulación de proyectos de desarrollo. Un interesante modelo de intervención donde la institución no gubernamental se suma para mejorar la calidad educativa de los niños, niñas y adolescentes del medio rural.
Adicionalmente a lo mencionado, existe otra providencial dádiva natural que complementa mágicamente el paisaje de Urco Miraño: sus increíbles y despejadas noches, con grandes e incontables estrellas de nítidos colores. Admirar ese cielo genera un placer indescriptible e inolvidable. Todo esto se condice con la apertura, sencillez y generosidad de sus habitantes. ¡Simplemente original!

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