Lectura, recreo y construcción de verano


Vivaces estudiantes que fluctúan entre los 12 y 14 años se concentraban en un punto central de la pérgola de aproximadamente diez metros cuadrado del colegio Nacional Iquitos, el lunes 21 de abril de 2014, entre las 10.00 y 10.30 horas del día. Unos se encontraban sentados en una corta tela que se extendía en el piso junto a un breve canasto de fierro rodante que contenía textos de diversos contenidos como autores. Algunos estaban de pie, arrimados entre sí como queriendo evitar, algo que casi era imposible,  que las gotitas de agua llegaran a alcanzarlos. Verlos cómo deshojaban con atención páginas de los textos que habían preferido minutos antes, como si no se percataran de lo que pasaba a su alrededor, que estaba mojado casi en su totalidad, dibujaba un verdadero panorama de ensueño. Por su parte, centenares de chicos y chicas se prestaban a guarecerse de un momentáneo y copioso aguacero que interrumpía el recreo de uno de los colegios más antiguos de la ciudad de Iquitos.

Fue en mayo de 2011, el "colosal" Alan García inauguraba, pese a estar a medio hacer, la refacción del Colegio Nacional Iquitos con una inversión de alrededor 28 millones de soles. Ese día, iluminado por potentes rayos solares, entre verborrea, banda y cautiva audiencia estudiantil, la obra se presentaba como la concreción de una política a favor de la educación pública. Junto al CNI fueron refaccionados, a la ligera, colegios de similares características en otras regiones, considerados emblemáticos, destinándose alrededor de un mil millones de soles para una treintena de suertudos colegios, en la práctica por un afán más efectista que de verdadero interés pedagógico. ¿Cuánto impactó en la mejora global de la educación nacional tan voluminoso gasto?

Para muestra conviene mirar cómo quedó el CNI más allá de las apariencias y el sobrecosto. Como reza el dicho, cuando llueve todo se moja, especialmente en los pasadizos, escaleras y en no pocas aulas, las cuales tienen que ser desaguadas y secadas para poder proseguir con las respectivas clases. Hoy, a tres años de haberse inaugurado con bombos y platillos, el 80 % del techo de la pérgola se ha deteriorado y la lluvia se siente tanto fuera como por dentro. Igualmente, se evidencian otras fallas de diseño en el mini coliseo, en aulas reducidas, y otros espacios más.

Al margen de todo ello, en la línea de la búsqueda de actividades innovadoras, dando vida a esa famosa frase, si la montaña no viene a Mahoma, éste va a la montaña, el CNI ha inaugurado una experiencia piloto de poner los textos de la biblioteca escolar al alcance más inmediato de los estudiantes a la hora del recreo y en el espacio más concurrido del mismo.

Todavía hay mucho por recorrer pero hasta la fecha la experiencia promovida desde la dirección, docentes y un grupo de estudiantes de los primeros grados del CNI es alentadora. Gracias a ello, en todos los recreos, un grupo pequeño de escolares se reúnen para leer. Algunos de ellos se prenden por los menos veinte minutos de lectura intensa, libre y voluntaria. Quizá lo más cercano que se puede estar de la verdadera lectura.

En contraste, a nivel de país, poco se ha avanzado en capacidades de comunicación y lógico matemática, según última medición del sector. Con una cultura educativa memorística que va más allá de las escuelas es muy difícil avanzar como se debe. Y, con autoridades confundidas cuando no dedicadas sin descanso a beneficiarse de la función pública, y aun cuando intentan hacer algo bueno no son capaces de generar obras que de verdad resuelvan los problemas educativos. En la realidad, se destinan cuantiosas sumas del erario público a la nada o al bolsillo de malos funcionarios, de inescrupulosas autoridades y particulares.


Pese a que en ese lunes se visualizaba en forma nítida el contraste entre obra pública – desenfocada – y el aprendizaje, el inusual entusiasmo de los chicos y chicas para hacer uso de los libros en su hora de descanso, por lo menos muestra que la lucha por posicionar la lectura como una herramienta para la vida, sumamente educativa y grata en sí misma encontró un nuevo espacio en nuestra institución educativa.

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