Un sol para la campaña electoral

El problema de cómo obtener los recursos económicos para solventar los gastos de una campaña política me imagino que provoca más de un dolor de cabeza a los políticos, especialmente, a aquellos honestos y valiosamente ingenuos que se atreven a competir en una contienda electoral. Los más curtidos, o mejor dicho, los que mayoritariamente pertenecen al gremio partidario, no cargan con este problema, pues, se valen de todos los medios para agenciarse de fondos económicos, incluyendo, por cierto, aquellos de orígenes ilícitos. No menos reprochable es la actitud de numerosos “empresarios” que “invierten” en un candidato, previo compromiso bajo la mesa, para recuperar con creces como ganador preestablecido en los concursos públicos que posteriormente se implementan. Otros, no menos vivos, utilizan con descaro fondos del Estado para financiar su campaña.

Lo cierto es que hay una necesidad puntual de contar con dinero disponible para pagar los afiches, la propaganda electoral, solventar viajes proselitistas, etc. Alguien tiene que pagar estos gastos. Es evidente que un candidato sin dinero por más bueno que sea no podrá competir en condiciones adecuadas y perderá sin más en medio de las malas artes electorales.

¿Qué hacer? Venimos planteando hace tiempo en nuestros círculos de amistades, de algún modo vinculados a partidos y movimientos locales, una idea tan ingenua como curiosa, propuesta algo loca, no apta para ansiosos, desesperados, corruptos ni megalómanos. Por ahora nadie nos da bola. Requiere de ser trabajado a tiempo, además de estar al servicio de un candidato notablemente honrado, que no quiere comprometer su casa ni su alma en una elección.

Se trata de un sistema de recaudación monetaria mínima (un nuevo sol), que sirve al mismo tiempo como medio anticipado de verificación de preferencia. No se centra en el aporte de un individuo o grupo dominante, pero sí en el poblador de a pie. Requiere de un conteo y registro legal, transparente, fácil de vigilar a través de la Internet u otros medios. Un nuevo sol, que no es mucho, puede ser aportado por cualquier persona, sólo sirve para imprimir dos páginas, pero el aporte de 50 mil personas ya genera un fondo respetable. Si hablamos de 50 mil, igualmente podríamos hablar de 100 mil, 200 mil, etc. También se puede establecer algunas modificaciones mínimas, siempre con la mayor seriedad y claridad posible.

La primera parte de la campaña estaría centrada en hacer llegar al poblador la imagen de candidato recto y prestigioso, quien merece ser apoyado con la donación de 1 nuevo sol. Convencer al poblador sería un indicador de preferencia. En un segundo momento, vendría la propaganda publicitaria a través de la cual se presentaría las bondades que toda propuesta de gestión debe contar, que se supone debe estar basada en el estudio técnico y prospectivo de la realidad. Dicho sea de paso, es clamorosa la falta de creatividad y genialidad en los partidos y movimientos políticos, lo cual es una responsabilidad que los trasciende. En fin, la segunda parte de la campaña estaría orientada a afirmar la aceptación de la población que se acercó a dar su módica contribución.

Un candidato victorioso bajo esta modalidad de campaña, tendría toda la libertad de basar la elección de las empresas, que luego se harán cargo de ejecutar las obras públicas, en la calidad de sus propuestas antes que en pago de favores asumidos en la campaña electoral.

Un candidato que haga uso de medios transparentes desde el inicio de su accionar proselitista se deja presumir desde un principio que es una verdadera alternativa moral y visionaria tan necesarias en estos tiempos.