Proceso de Nombramiento un verdadero paso al costado

Más de 189 mil maestros dieron examen para el nombramiento docente entre el 9 y 13 de Marzo. Solo 151 docentes pasaron la valla que puso el Gobierno. Igualmente, más de 8 mil maestros superaron la nota once, lo cual les declara aptos sólo para contrato. Todo esto me genera una serie de reflexiones en torno a los alcances de decisiones de políticas educativas erráticas y a la vez centralistas y unilaterales.
El argumento fundamental que esgrime el genial Ministro de Educación en cada intervención pública para justificar las grandes iniciativas que impulsa se basa en el supuesto de que todo maestro que sea nombrado deberá estar altamente calificado y con ello mejorará la calidad educativa.
Todos sabemos que una prueba por más completa que intente ser nunca podrá incorporar todos los elementos que midan las habilidades de una persona, mucho menos una profesión tan compleja como es la de la docencia. Definitivamente para educar se requiere de múltiples habilidades, conocimientos básicos, una alta formación académica, que no salen de la nada, sino de un contexto que los alimentan. Es decir, para ser un buen maestro se requiere de un contexto académico y social adecuado. Entonces, la calidad del maestro dependerá de un conjunto de factores que van más allá de sus condiciones personales y, que involucra, por supuesto, al papel responsable del Estado. Éste mismo que hoy, bajos los designios del gobierno de turno, asume un papel de juzgador, antes que contribuidor efectivo y aglutinador de todos los elementos contextuales coadyuvantes.
Nadie está en contra de que se busquen las estrategias más creativas para elevar el desempeño docente. Sin embargo, en circunstancias en que existen pocos recursos, no se puede alegremente disponer de actos que no garantizan de ningún modo el logro de los objetivos esperados. Salta a la vista el mal diseño de la prueba: ni el 1 por ciento de docentes alcanzaron la nota 14. Para resolver la prueba censal de enero 2007 se dio el tiempo de 4 horas, siendo las preguntas directas y simples. Además en aquella ocasión se incluyeron 4 textos donde cada uno tenía 5 preguntas para resolver. La prueba del 9 de Marzo era texto en su totalidad y solo se contaba con 3 horas, descontando la hora del test psicológico que tiene otra connotación. Muchos maestros no tuvieron el tiempo suficiente para responder todas las preguntas, pues había que leer y releer la cantidad de textos que sembraron en la prueba. Si quisieron hacer un examen riguroso, por qué no asignaron el tiempo adecuado. O simplemente buscaban que nadie o muy pocos se nombraran. En efecto, excelentes estudiantes como buenos docentes quedaron excluidos del aula.
Casi todos los docentes que participaron en el examen, son docentes que ya vienen laborando en las instituciones educativas, de una u otra forma, y con niveles de desempeño de diverso grado. Sabemos que educar va más allá de instruir, inclusive más que lograr excelentes resultados cognoscitivos en un área curricular determinado. Tiene que ver fundamentalmente con los valores propios de una cultura. Lo que un maestro genera en el aula es inmedible. Un prueba no mide, sino solamente una circunstancia que indica que tal individuo maneja ciertas comprensiones generales, más no la misma calidad docente. La real valía de un docente se mide en su desempeño en el aula.
Por otro lado, cuando un docente está en aula, trabaja con sus alumnos, los motiva, les propicia aprendizajes y en el mejor de los casos imprime un fuego liberador que les impulsa a los estudiantes a seguir estudiando, a elegir su profesión, no importa si este es contratado o no. Es simplemente un docente. En el aula ser nombrado o contratado es nada. Administrativamente te permite un irrisorio aumento de alrededor de 50 soles y quizás empiezas a ser sujeto de crédito en los bancos, aunque de hecho los profesores contratados también sus fuentes de financiamiento, tan onerosos como aquellos. Qué será este nombramiento, un proceso hecho para alimentar iluminados egos que arman ilusorios avances pero que en la práctica no son más que pasos en falso y gastos inútiles de energía. Este proceso nombramiento, en la práctica, sólo tendrá un irrisorio impacto en la calidad educativa.
Más allá de generar un tremendo desbarajuste en las instituciones educativas, es poco lo que se ha logrado. La calidad docente no depende de que se haga un proceso de nombramiento súper riguroso, sino de que el acceso a la carrera magisterial sea exigente y especialmente brinde las condiciones de estabilidad y de sustento que hagan óptima la labor educativa. Más del 90% de las instituciones educativas de la Región Loreto están paralizadas, quizás noqueadas por todo lo actuado hasta el momento.
Felicitaciones a los profesores que pasaron la nota catorce, merecen un especial reconocimiento. Al margen de ello, también hay que felicitar a los todos los docentes que a pesar de las dificultades que afrontan, seguirán siendo maestros. El afán de seguir perfeccionándose de los verdaderos profesores y profesoras tiene la única finalidad de ser los mejores guías de los niños, niñas y adolescentes, más que corresponder a los descomunales disparates de algunas autoridades ministeriales.